Una de las más asombrosas migraciones la realiza un insecto, la mariposa monarca (Danaus plexippus).
Lo curioso es que no se supo donde iba hasta 1975 cuando se descubrió
que esta mariposa pasaba los inviernos en cinco pequeñas regiones del
centro de México. Lo cual supone que recorren entre 4800 y 5000
kilómetros cada otoño para llegar allí desde el norte de Estados Unidos.
Pero hay bastantes más curiosidades en los ciclos de vida viajera de
las coloridas monarca.
Por
lo general, el ciclo de vida de las mariposas monarca dura en torno a
cuatro o cinco semanas, pero a finales de verano, la cuarta generación,
aparentemente igual que las anteriores, tiene un ciclo de vida mucho más
alargado que sus progenitores y es esta generación, conocida como
generación Matusalén, la que realiza el titánico viaje migratorio. La
generación Matusalén, a diferencia de las anteriores, tiene amortiguado
el impulso de reproducirse y por contra y ante la bajada de temperaturas
en el norte estadounidense, inicia el viaje hacia los cinco santuarios
mexicanos, donde permanecerá los meses más fríos del invierno en unas
condiciones de temperatura y humedad que le permiten sobrevivir. Allí,
buscan refugio en los abetos religiosos u oyameles donde permanecen
desde noviembre a marzo. Al llegar la primavera es cuando la generación
Matusalén de mariposas monarcas siente la necesidad de reproducirse y
emprender el camino de vuelta hacia el norte.
Pero
este camino va a ser diferente al de bajada a sus cuarteles invernales,
porque si antes la generación Matusalén se encargaba de completar el
viaje entero, ahora las hembras de esa generación comienzan la migración
pero mueren por el camino, dejando los huevos de dondre saldrá una
nueva generación. Esta nueva generación reanuda el viaje pero tampoco
llegará a su destino, debido a que estas generaciones sí presentan el
ciclo típico de cuatro o cinco semanas del que hablábamos antes. Para
cuando lleguen a las partes más norteñas de sus distribución, las
mariposas serán descendientes de segunda, tercera o incluso cuarta
generación de las que partieron en México.
Parece
que esta migración se desencadena por cambios en la temperatura y en la
longitud del día, pero existe sin duda un componente genético que
permite heredar a estas nuevas generaciones las rutas de vuelo porque
hay que observar que ninguna mariposa recorre el camino dos veces. Por
tanto, la orientación debe transmitirse genéticamente para que la
siguiente generación Matusalén de mariposas monarca vuelva exactamente a
los refugios mexicanos donde sus predecesoras hibernaron.
¿Pero
qué buscan las mariposas en sus hábitats norteños estivales? La
respuesta son unas plantas de la que se alimentan del género Asclepia,
de porte arbustivo. Las mariposas monarca ponen los huevos en las
asclepias y al cabo de un período que dura de 4 a 12 días, emerge la
oruga, que va a alimentarse ávidamente de esa misma planta. Durante esta
etapa de crecimiento, la oruga muda cinco veces, consiguiendo
su máximo desarrollo, para entonces, se fija a una rama y teje un
capullo de seda donde permanecerá 12 días hasta completar su
metamorfosis holometábola, surgiendo una mariposa monarca cuando
eclosione.
Ciclo vital de la mariposa monarca. |
Las
asclepias contienen un alcaloide glucósido cardiotónico, venenoso para
muchas especies pero no para las mariposas monarca que lo ingieren
durante su estado de oruga y les otorga un olor y sabor desagradable y
amargo, haciendo que los pájaros que las cazan, enfermen, lo cual los
condiciona para no volver a atacarlas. Como recompensa, las mariposas
monarca son unas polinizadoras excelentes para las asclepias. De esta
manera se explica que en los santuarios mexicanos donde se agrupan por
millones no sean atacadas por depredadores tentados por la abundancia de
presas y las mariposas puedan seguir completando su mastodóntico viaje
año tras año como llevan haciendo desde hace 250 millones de años.
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