La presión que ejerce el ser humano sobre el resto de seres vivos con frecuencia es asfixiante. Muchos animales y plantas sucumben ante trampas, venenos, contaminación... y una larguísima lista de amenazas. Por ello, cuando la historia acaba con final feliz es motivo de celebración y alegría. En este caso, nuestro protagonista es un zorro que tuvo la mala fortuna de caer en un cepo, a pesar de perder la pata, por suerte pudo vivir para contarlo. Muchos son los animales que se dejan la vida en trampas de este tipo que se esconden diseminadas por nuestros campos colocadas por gente con muy poca alma. Esperemos que esta práctica sea erradicada lo antes posible y mientras tanto celebramos historias de valentía como la de este zorro.
Hay casos de linces que incluso han sido capaces de aguantar sin perder exageradamente de peso por hambre y penurias pese a tener una pata menos. La naturaleza es increíble.
ResponderEliminar¡Y que lo digas! Ya de por sí es duro para muchos animales enfrentarse a su mundo, pero con estos obstáculos adicionales, la rudeza adquiere un nivel superior.
ResponderEliminar¡Gracias por el comentario y por pasarte por el blog! ¡Un abrazo Álvaro!
Es una lástima la cantidad de animales que mueren por culpa de las trampas que dejan los cazadores...
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