jueves, 22 de agosto de 2013

A vueltas con los toros...

La semana pasada, el día 17 exactamente, ocurría esto:



En el encierro por el campo de Iriépal (Guadalajara) un toro acabó a escasos metros de la autovía A2, una de las más transitadas de España. El cruce que aparece en el vídeo conduce al carril de aceleración que da acceso a la mencionada A2 y también es una zona bastante transitada. No tenía pensado escribir nada sobre el suceso, hasta que hoy me he encontrado con esta noticia en un periódico local:


Supongo que con animalistas en el artículo se refieren a los afiliados al partido animalista PACMA. Pero no lo especifica. Si se trata de gente a la que le gustan los animales y que defiende sus derechos, me tengo que declarar animalista. Sin estar yo vinculado de ninguna manera al partido animalista antes citado. Lo que no se puede negar es que los hechos son graves, lo cual no ha sido corroborado por el alcalde de Iriépal que hoy ha declarado que la situación estaba controlada y que se cumplieron las medidas de seguridad.

Imagen de un ambiente seguro según el alcalde de Iriépal.

No sé a qué medidas de seguridad se referirá porque el toro apareció en una zona donde nunca debió haber aparecido. Utilizo con frecuencia ese tramo de carretera y como yo, muchas personas que no tienen porqué saber que se está celebrando un encierro por el campo, por lo que, si tienes la "suerte" de coincidir con la situación que se produjo, tu seguridad se vería afectada. Por no hablar de lo que hubiera ocurrido si al toro le da por recorrer los pocos metros que lo separaban de la autovía.

Personalmente estoy en contra de los festejos taurinos de cualquier índole, pero no voy a entrar hoy en esa guerra, bastante comentada en los comentarios de la noticia del periódico por cierto, con los dos bandos de opinión bien definidos. Simplemente quiero reflejar que dado que los encierros por el campo a día de hoy son legales y se hacen, al menos que no comprometan ni mi seguridad, ni la de mis conciudadanos. Yo creo que si a mi me da por pasear a un tigre o un animal potencialmente peligroso y dejarlo suelto en zonas públicas, todo el mundo se echaría las manos a la cabeza. Pero aquí parece que no, en vez de eso, fomentan un debate, tildando (o tildándonos) de oportunistas a los animalistas. No señores, reconozcan que la situación se fue de las manos, que afortunadamente no pasó a mayores, pero si van a seguir haciéndo los encierros por el campo (desgraciadamente), tomen medidas de verdad y no pongan en juego nuestra integridad.